SIN TÍTULO

Cuando todo quería poner en práctica

siempre debía recurrir a la matemática.

Quería solamente dedicarme al dibujo, a la pintura

pero debía sacar proporciones y medir la altura.

Quería también dedicarme a cantar

pero debía medir el tiempo entre el canto y la música por tocar.

Creí encontrar en el baile una solución

pero si no contaba los pasos era mi perdición.

A la composición de poesías me quise dedicar,

pero debía medir los versos para una buena poesía lograr.

Geografía, historia, música, todas con la matemática se relacionaban

y en mi mente números y números se cruzaban.

Para olvidarme caminé y caminé

y al mirar un letrero que decía 5 km encontré.

Miré mi reloj y una hora había demorado

y en mi mente una pregunta había pasado.

Si en una hora 5 km había caminado

en 4 horas ¿cuántos km habría avanzado?

Dije entonces 1 es 4 como 5 es x, sin pensar

que con una regla de tres simple me había yo de encontrar.

Multipliqué 5 por el 4 y 20 me dio, despejé la x y el 1 dividiendo pasó,

la x igual a 20 me quedó y 20 km habría de recorrer yo.

Luego pensando me dí cuenta que con la matemática me había de nuevo encontrado,

y me di cuenta que ni siquiera caminar podía hacerlo, sin ella a mi lado.

Fue en ese momento cuando su importancia descubrí

y aunque a veces me cansaba, las tablas aprendí.

Pero me dí cuenta que aunque de ella escaparme quiera,

hasta en las cosas más sencillas la matemática espera.

Gabriela Noruega