LÍMITE

Esfera ceñida de esferas que no pueden
escaparse de la esfera única.
Manos esféricas ciñéndose a unas piernas
que se abrazan redondas, perfectísimas.
Si esta esfera que soy ya, que fui yo siempre,
desgajara se sí un anillo y lo arrojara,
Se caería
cogido por su extremo, prolongándose
hasta pisar el polvo.

Ondularía siglos, y su música
subiría por temblores a la esfera
que la retiene siempre jamás, tan suyo.
Sería vertical, hasta que un siglo
la curva reclamaría ser redonda
desde un albor sin ritmo. Subiría
otra vez a ser anillo, anegándose
por amor de querencia inmarchitable,
en la esfera total.

Yo he sido anillo,
tembloroso al caer, y erguida
me dejaba correr desde los tiempos …
Mas la esfera sintió que al fin mi esencia
debía descansar en lo redondo.

Carmen Conde